sábado, 20 de mayo de 2017

Puerta Grande para tres figuras del toreo

Redacción Sociedad Magazine/ Fotos: Jaime Sánchez



La Plaza de Toros de Jerez ha vivido una fascinante tarde de toros, donde las tres figuras del toreo que se daban cita resolvieron sus faenas y salieron a hombros por Puerta Grande. 

El coso de la calle Circo, que presentó en sus tendidos y gradas más de dos tercios del aforo de la misma, vivió una gran tarde muy diferente a la primera corrida de abono; Juan José Padilla, Morante y Manzanares salieron al ruedo para darlo todo ante los toros de Núñez del Cuvillo.

La tarde la abrió el diestro jerezano, Juan José Padilla, que como en los últimos años hizo vibrar a la afición de su casa. El primer toro de la tarde lidiado por el jerezano, dejó de envestir pronto, y aunque Padilla intentó sacarle más provecho, la suerte de matar no estuvo de su lado en la primera estocada; llevándose la ovación del público al finalizar su primera faena. Muy diferente fue el segundo de su lote y cuarto de la tarde, y es que aunque se acabó pronto, el maestro jerezano banderilleó muy bien al astado y le sacó provecho comenzado su faena de muleta de rodillas. Una estocada certera le valió para que la plaza se pusiera en pie y cortara los dos apéndices.

El segundo del cartel fue Morante de la Puebla, el cual no gozaba de mucho éxito en sus últimas tardes en Jerez, el primero de su lote fue manejable y se mató tras varios pinchazos. Mejor suerte corrió en el segundo, "Contento" fue entendido por el maestro de La Puebla del Río, y aunque el astado quiso deslucir en algunos momentos, Morante supo meterse al público en el bolsillo derrochando arte y matando al toro de una estocada certera, cortando las dos orejas.

El tercero del cartel, José María Manzanares, tuvo un toro manejable en el primero de su lote, y colmando su faena y cortando una oreja, tras pinchazo. El sexto toro fue a más según iba avanzando la tarde, y fue exigiéndole a Manzanares que supo entenderlo y matarlo de una estocada entera tras pinchazo, cortando una oreja y cerrando la tarde por la Puerta Grande junto a sus dos compañeros.