domingo, 21 de mayo de 2017

Talavante y Roca Rey: Apoteosis de valentía

Redacción Sociedad Magazine/ Fotos: Jaime Sánchez


Era la tarde esperada, la tercera, el cierre de abono de la presente Feria del Caballo 2017; la tarde del mano a mano entre Talavante y Roca Rey. Las expectativas estaban sobre la mesa desde el anuncio del cartel, y las mismas se cumplieron con creces con una plaza que presentó tres cuartos de entrada en una tarde calurosa y con rachas de viento de levante.

A las 7 de la tarde, tras el saludo de los alguaciles, el pacense Talavante y el limeño Roca Rey, plantaban sus zapatillas sobre el albero con un solo objetivo, salir por Puerta Grande.

En general los toros estuvieron bien presentados y fueron de juego variado, el primero que salió por toriles fue de Juan Pedro Domecq para Alejandro Talavante, el cual venía motivado tras su actuación en la tarde de ayer en la Plaza de las Ventas de Madrid. El diestro de Badajoz recibió al astado con una verónica. La faena la comenzó por estatuarios, entendiendo a un toro que en más de un pase se quedó a mitad del viaje, la faena hizo poner al público en pie, pero el fallo en la espada lo privó del premio.

En el segundo de su lote, más de lo mismo, el toro de la ganadería Núñez del Cuvillo fue aplaudido en el arrastre. El pacense tiró de una larga series de rodillas para pasar después al natural. La estocada trasera y posterior descabello le valió una oreja.

El tercero y quinto de la tarde fue de Zalduendo, un toro que nada tuvo que ver con los que se vieron el pasado jueves en el coso de la calle Circo. Con este toro, Talavante se creció y mostró sus mejores naturales de la tarde, mejorando sus faenas anteriores de la tarde. Una faena larga y de calidad que se saldó con una estocada y dos orejas como trofeo.

El matador de toros Roca Rey se presentaba en Jerez y quiso defraudar. En el segundo de la tarde, de Zalduendo, pese al susto que tuvo en el primer muletazo, el peruano supo meterse al público en el bolsillo con capotazos por verónicas y quites por chicuelinas y tafalleras. Tras el brindis, y tras reponerse del susto anteriormente mencionado, el diestro Roca Rey culminó una faena poderosa con una estocada caída, llevándose las dos orejas.

El segundo del lote de Roca Rey, de Juan Pedro Domecq, fue protestado en los tercios de lidia. El peruano se arrimó al morlaco, pero la falta de casta del toro y la estocada caída solo fue recompensado por una ovación y el saludo al público. Mejor fue el sexto, de Núñez del Cuvillo, Roca Rey iba a por todas y así lo hizo, mostrando garbo y un toreo largo y profundo, el limeño acabó por bernardinas y manoletinas y por supuesto con una estocada certera que le valió las dos orejas y salir por la Puerta Grande con Talavante.